Título original: 3 ways to better understand your emotions

Fuente: Harvard Business Review

Autor: Susan David.

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Tres maneras de comprender mejor tus emociones

Lidiar eficazmente con las emociones es una de las habilidades claves por excelencia. Y ponerle nombre a nuestras emociones (lo que los psicólogos llaman etiquetar) es un importante primer paso para lidiar con ellas de manera efectiva. Pero es más difícil de lo que parece; muchos de nosotros luchamos constantemente con identificar lo que realmente sentimos, y la mayoría de las veces la “etiqueta” más obvia no es realmente la más acertada.

Existe una gran variedad de razones para que esto sea tan difícil: Hemos sido entrenados para creer que las emociones fuertes deben ser reprimidas. Tenemos ciertas reglas (a veces tabúes) sociales y organizacionales en contra de expresar este tipo de emociones. Incluso nunca aprendimos un lenguaje para describirlas con precisión. Consideren estos dos ejemplos:

Neena se encuentra en una reunión con Jared y él ha pasado todo el tiempo diciendo cosas que la han querido hacer explotar. Además de interrumpirla constantemente, les has recordado a los presentes, otra vez, acerca de un proyecto en el cual ella trabajaba y falló. Está muy enojada.

Mikhail llega a casa después de un largo día y cuelga su abrigo mientras suspira. Su esposa le pregunta si algo malo pasa. “Solo estoy estresado” le responde, sacando la laptop para terminar un reporte.

Enojo y estrés  son dos de las emociones que suelen observarse en los lugares de trabajo, o por lo menos esos son los nombres con los que frecuentemente las denominamos. Pero ciertamente muchas veces sirven como fachada para cubrir sentimientos más profundos que deberíamos poder describir de forma más matizada y precisa, y así desarrollar un mayor nivel de agilidad emocional; capacidad esencial que nos permitiría interactuar con mayor éxito para con nosotros mismos y el mundo.

Si, Neena estaba enojada, pero ¿y si también estaba triste? Triste porque su proyecto fracasó, tal vez se sentía ansiosa por el temor a que su fracaso fuese a atormentarla personal y profesionalmente. Las continuas interrupciones de Jared pueden haber producido que su temor y ansiedad se acrecentaran. ¿Por qué fracasó su proyecto? ¿Y qué consecuencias tendrá en su lugar de trabajo? Todas estas emociones caben en su enojo, pero también existen otros sentimientos que ella debería identificar y abordar.

¿Y qué pasa si el estrés de Mikhail se debe al hecho de que ya no está tan seguro de seguir en la carrera correcta? Los días solían ser divertidos, ¿Por qué ya no lo son? Sin duda él esta estresado, ¿pero que hay debajo de todo ese estrés?

Estas preguntas abren un abanico de potenciales interrogantes y respuestas a Neena y a Mikhail. Como ellos, estamos necesitados de un vocabulario más específico y orgánico para las emociones, no sólo por el bien de ser más precisos, sino porque diagnosticar incorrectamente nuestras emociones nos hace responder a ellas de manera también incorrecta. Si pensamos que tenemos que superar un enojo, tomaremos un camino diferente a tratar de resolver una decepción o ansiedad, puede que dejemos estos sentimientos totalmente aparcados.

Ha sido demostrado que cuando la gente no se percata ni aborda sus emociones, muestra menor bienestar y síntomas físicos de estrés, como fuertes dolores de cabeza. Evitar nuestros sentimientos conlleva un costo muy alto. Por otro lado, manejar un vocabulario correcto nos permite ver cuál es el problema real y hacerse cargo de la experiencia que estamos atravesando, entender claramente lo que sentimos y construir un mapa para solucionarlo.

A continuación veremos tres maneras de conseguir un sentido más preciso de nuestras emociones:

Ampliar tu vocabulario emocional

Las palabras importan. Si estás experimentando una emoción fuerte, tomate un momento para considerar como llamarla. Pero no termines ahí, trata de pensar dos palabras más que describan lo que estás sintiendo. Puede sorprenderte la amplitud de tus emociones, o develar una emoción más profunda enterrada bajo la que sientes a flor de piel.

Aquí tenemos una lista de términos para identificar emociones; puedes encontrar más googleando alguna palabra de la lista.

Una lista de emociones

Ve más allá de lo obvio para identificar mejor tus sentimientos.

Enojado Triste Ansioso Herido Avergonzado Feliz
Mal humorado Decepcionado Temeroso Celoso Aislado Agradecido
Frustrado Lúgubre Estresado Traicionado Auto Consiente Confiado
Contrariado Arrepentido Vulnerable Aislado Solitario Cómodo
Defensivo Deprimido Confundido Conmocionado Inferior Contento
Malévolo Paralizado Desconcertado Privado Culpable Excitado
Impaciente Pesimista Escéptico Victimizado Abochornado Relajado
Disgustado Lacrimógeno Preocupado Agraviado Repugnante Aliviado
Ofendido Consternado Cauteloso Atormentado Patético Exaltado
Irritado Desilusionado Nervioso Abandonado Confundido Seguro

Tiene la misma importancia hacer esto tanto con las emociones “positivas” como con las “negativas”. Tener la posibilidad de decir que estás excitado por la posibilidad de un trabajo nuevo (no solamente “nervioso”) o sentirte confiado con un colega (no un simplemente “me cae bien”), por ejemplo, te ayudará a llegar a tu meta, ya sea en un rol específico o en una relación, de manera que puedas tener éxito.

Considerar la intensidad de la emoción

Somos aptos para utilizar los descriptores básicos tales como “enojado” o “estresado” aun cuando nuestros sentimientos pasan por extremos mayores. Tuve un cliente, Ed (no es su nombre verdadero) que estaba luchando por su matrimonio; frecuentemente describía a su esposa como “enojada” y él se enojaba por eso. Pero como la tabla de vocabulario sugiere, cada emoción viene con gran variedad de sabores. Cuando hablamos de describir las emociones de su esposa con otras palabras, Ed se dio cuenta que había veces en las que ella tal vez se sentía irritada o impaciente. Esta percepción transformó su relación porque de repente él pudo ver que ella no estaba enojada todo el tiempo. Lo cual significaba que él podía actuar acorde a su emoción específica y ocuparse sin tener que enojarse también. De igual modo, esto importa en nuestra propia auto-evaluación, ya sea que nos encontremos enojados, o simplemente de mal humor, tristes, consternados, exaltados o satisfechos.

Así como etiquetamos nuestras emociones también deberíamos hacer una escala del 1 al 10. ¿Qué tan profundamente sentimos una emoción? ¿Qué tan urgente es, o qué tan fuerte? ¿Hace esto que elijamos otras palabras para describirla?

Escribirlo

James Pennebaker ha investigado durante 40 años los nexos que existen entre la escritura y los procesos emocionales. Sus estudios revelan que las personas que escriben acerca de sus episodios de fuerte carga emocional experimentan un marcado progreso en su bienestar físico y mental. Por otra parte en un reciente estudio que realizó a trabajadores despedidos descubrió que aquellos que profundizaron sobre sus sentimientos de humillación, ira, ansiedad y dificultades en las relaciones tenían tres veces más posibilidades de ser recontratados.

Estos experimentos también han revelado que con el tiempo la gente que escribe acerca de sus sentimientos comienza a profundizar enormemente en lo que esos sentimientos significaban (o no significaban!), utilizando frases tales como: “he aprendido”, “se me ocurrió que”, “la razón por la que”, “ahora me doy cuenta” y “yo entiendo”. El proceso de escribir les permite adquirir una nueva perspectiva sobre sus emociones, para entenderlas y para también entender lo que estas implican de forma más clara.

Hay un ejercicio que se usa para reflejar emociones a través de la escritura. Se puede hacer todos los días, pero es particularmente útil cuando se está pasando por un momento duro o una gran transición, o cuando se siente una gran confusión emocional, o si se ha tenido una experiencia difícil que no ha sido totalmente procesada.

  • Poner un cronómetro por 20 minutos.
  • Ya sea en tu notebook o PC, escribe acerca de tus experiencias emocionales de tu última semana, mes o año.
  • No te preocupes en hacerlo perfecto o legible, ve por donde tu mente te lleve.
  • Finalmente no tienes que guardar el documento; el punto es que esos pensamientos ya están fuera tuyo y en una página.

También se pueden utilizar estos tres enfoques: ampliación de vocabulario, tener en cuenta la intensidad de una emoción y escribir, cuando uno trata de entender mejor las emociones de otra persona. Como vimos en el ejemplo de Ed y su esposa, somos tan capaces de equivocarnos al etiquetar las emociones de las otras personas como las propias, creando consecuencias igualmente complicadas. Para entender qué es lo que los otros sienten lo mejor es estar informado y responder de manera constructiva.

Una vez que uno entiende sus propios sentimientos, se torna más fácil abordar y aprender a describir las emociones. Si Neena abordara la tristeza y el arrepentimiento que siente a causa de su proyecto fallido, así como la ansiedad de lo que esto significará para su trabajo, sería más productivo que tratar de descifrar como manejar su enojo con Jared. Y si Mikhail reconociera la ansiedad que le produce su carrera, podría elaborar un plan mejor para construir su futuro, en lugar de auto compadecerse a sí mismo haciendo el mismo trabajo cada vez que llega a casa por la noche.